Zapas Viajeras

Los viajes de Sandra y sus zapatillas viajeras

Zanzíbar. Día 8. Kizimkazi por libre.

Kizimkazi por libre.

Zanzíbar. Día 8. Kizimkazi por libre.

Aunque creo que el día de ayer en Kizimkazi por libre es difícil de superar, voy a hacer un esfuerzo y ponerle ganas al 8º día de viaje. Por lo general, el tiempo se está portando, porque las tormentas llegan a la hora de comer, coincidiendo con las horas fuertes de sol, cuando no se puede estar ni bajo la sombrilla. Y a veces por la noche, cuando parece que el mundo se va a acabar y, sin embargo, amaneces de nuevo en el paraíso.

Pero voy a dejar de elucubrar y abrir las cortinas, a ver si el día acompaña.

Y ahí está, el sol y el azul de Zanzíbar para empezar otro día a lo grande. Así que me dejo maravillar otra vez por las vistas de la habitación en Sarabi Zanzíbar, solo un ratito, y me voy al restaurante para desayunar. Esta vez, de verdad, que va a ser un desayuno light y refrescante, de testigo las fotos.

A pesar de tantos viajes como llevo encima, sobre todo en el último año, pocas veces he confesado haber encontrado un nuevo rinconcito donde vivir. Pero parece que éste se suma a lista de candidatos, porque no borro la cara de atontada ni con el café.

Kizimkazi: El paraíso Azul

Sin duda, a estas horas lo mejor que puedes hacer en Kizimkazi es pasear por la playa y ver la tarea de los locales, bueno, bucear también es una gran opción. Efectivamente, has adivinado cuál he elegido hacer primero.

Al contrario que ayer, hoy coincido con una pareja de Holanda que viene a bucear , Frank y Karlijn. En realidad tengo suerte porque ambos son advanced. Puesto que solo tenemos un guía hay que ir en un solo grupo, y, al ser todos del mismo nivel, será un buceo más ameno y podemos bajar a la misma profundidad. Así que nos equipamos, dejamos nuestras cosas personales en el cuartillo y ponemos rumbo a la barca, que con esta marea está a un buen pateo para llegar.

Una vez más el viaje en barca es un placer, el sol no pica a esta hora pero ilumina la costa de esta manera. En esta ocasión nos alejamos un poco más de Kizimkazi y casi bordeamos la punta sur hacia el este. Vamos a hacer dos inmersiones, ambas en Kinazini.

Kinazini

Tras 54 minutos bajo el agua en el arrecife de coral de Kinazini solo puedo decir que ¡quiero volver a bajar! Aunque haya habido momentos en los que ni nos veíamos las caras con tantos bancos de peces, ha sido chulísimo. En realidad, lo peor era no ver que tenías una morena al lado entre tanto pez y de repente ¡holiiiiii! jajaja.

Así que salimos a la superficie. Pasamos algo más de media horita para descompensar y comer alguna fruta de la zona y de nuevo al mismo arrecife, pero al otro extremo.

Segundas partes pueden ser buenas

A pesar de meternos en el otro extremo del arrecife, los bancos de peces siguen rondando la zona. Por una parte es fascinante bucear entre tanta visa, pero tienes que ser precavido para no desorientarte y acabar chocando con algo o «alguien». Estas condiciones hacen más divertido jugar al escondite y encontrar los siempre camuflados peces escorpión o los amorfos peces hoja.

Por cierto, la suerte me concedió disfrutar de mi adorado pez vaca ¿se puede ser más mono? También vimos un mega nudibranquio todo gordito, como un coco. Definitivamente, esta zona está llena de vida y especies que con las que nos encanta bucear.

De nuevo la vuelta la hacemos con la marea alta, pudiendo acercarnos más a la costa. Como ya os comenté en la entrada de ayer, esta zona de Zanzíbar destaca por su verde salvaje, ya que la mayoría de los resorts o casas están deshabitados. Eso sí, hoy nos encontramos un poco de más naturaleza que ayer, las famosas vacas enormes de Zánzibar pastando a la sombra y casi sobre la roca que da al mar. Preciosa postal, ¿verdad?

Kizimkazi, hora de comer.

Esta vez hemos vuelto más tarde que nunca, son casi las 15h. y, después de tanto deporte (sí, el buceo es deporte) necesito una buena ducha. Así que voy rápido a la habitación, esquivando el solano de la tarde y me adecento para sentarme a comer.

Hoy he decidido probar el restaurante que hay detrás del centro de Buceo. Sin embargo, cierran la cocina pronto y me toca darme la vuelta y acabar en el del hotel Sarabi Zanzíbar. Ojo, que me encanta y quedan cosas por probar, solo quería poder evaluar los restaurantes cercanos en cuanto precios, personal y comida. Pero esta noche pruebo de nuevo.

Lo que está claro, es que este restaurante no cierra al mediodía, da igual a que hora te apetezca comer, tienes la carta disponible y el personal amabilísimo. De nuevo pifo la brocheta, es que el tomate de aquí está riquísimo, y unos calamaritos. No es que no tenga mucha hambre, es que ya es tarde y se me va a juntar con la cena. Por menos de 12€ estoy bebida y comida.

5 minutos más

Mejores atardeceres

Tras autoconvencerme para volver a la habitación a descansar un poco, consego dormir algo de siesta. Sin embargo, a las 17h. me pongo una alarma para dar un paseo por la playa y disfrutar del atardecer con tiempo. Si antes eligí la hamaca, ahora ha me tiro en las tumbonas de la playa. La verdad, es que el paisaje sigue siendo una maravilla en cada rincón de este paraíso…

Una vez más los locales vuelven a la playa tras acabar su jornada para pasear, jugar o simplemente sentarse como un turista más a ver atardecer. Y es que estoy segura de que si viviera aquí, no querría perderme ni uno.

Por cierto, no perdáis detalle del siguiente vídeo, me están tratando como nunca, normal que termine asustando a todos dándoles abrazos…

Tranquilita y bronceada me pido una Kilimanjaro fresquita y un jugo de piña. Y esta vez me siento en la parte intermedia del restaurante, entre las zona de ventanales y las hamacas. Todo ello para disfrutar del vientecito y estar más cercar de la playa, ahora que la marea está en su mejor momento.

Cenar en Kizimkazi

Y siendo la hora de cenar, vuelvo a intentarlo, voy al restaurante vecino, el Aya Beach, justo detrás del centro de Buceo, para probar la comida, comparar los precios y valorar el personal. En realidad el restaurante también pertenece a un hotel con el mismo nombre, por lo que solo verás huéspedes de éste o mi hotel, nada de multitudes. Aunque las vistas son las mismas en ambos restaurantes, es cierto que se nota que el mío es más nuevo y mucho más amplio. De hecho, el Sarabi Zanzibar cuenta con zona cerrada y abierta y ambas tienen más metros que éste.

Por otra parte, la carta me parece menos variada, pero lo que realmente me toca las narices es que pongan el precio en moneda extranjera. Siempre, siempre y siempre que hacen algo así los precios son más caros porque redondean al alza, y eso ya hace que empiece a valorar negativamente un lugar.

Me la juego pidiendo pulpo con gambas en salsa de curry y coco. Lo que no pone en ningún sitio es que es una sopita en lugar de un plato, como anuncia la carta. Pero hay que reconocer que estaba bueno.

El Fin del Mundo y el coronavirus

A estas alturas del viaje, os tengo que confesar que estoy felizmente ajena a muchas cosas que pasan en el mundo, al fin y al cabo estoy de vacaciones y desconectada. Durante la cena recibo un mensaje de mi amiga Wendy de Dubai preguntando si podremos hacer escala y me anuncia que están cerrando fronteras debido al coronavirus. Es más, insiste que siendo españoles deberíamos preguntar cuanto antes si nos dejan embarcar en cualquier avión.

Sin embargo, yo no entiendo nada, incluso me hace gracia porque cuando salí de Sevilla hace dos semanas la información que tenía era a través de memes y todo en plan cachondeo. Así que empiezo a analizar la situación de vuelta en un vídeo cuando de repente llega el caos. Lo podéis ver a continuación. Fue como un aviso de lo que se nos venía encima para llegar a casa…

Si quieres saber cómo conseguí llegar sana y salva, sigue leyendo y disfrutando de los vídeos.

Recuerda que tienes toda la información de cómo organizar tu viaje en Zanzíbar por libre.


Últimas entradas

Sígueme en Instagram y Facebook para estar al día de todo 😉


Zanzíbar. Día 8. Kizimkazi por libre.
Scroll hacia arriba